Teisho de Keisen Vuillemin sensei, Zendo de Bogotá, Fundación Kannonji, 14.09.2024.
Este teisho aspira a darles una idea del cimiento histórico del Zen y ayudarles a apreciar los diferentes aromas de los que deriva su fragancia actual.
Me gustaría hablar de cuatro periodos claves:
- El período en la India durante la vida de Buda
- El advenimiento del budismo Mahayana con el Chan en China
- El crecimiento del Zen en Japón con Dogen a partir del siglo XIII
- Del período actual, con la reciente llegada del Zen a Europa y América
Budismo en la India
Nacido en Kapilavastu, un pueblo situado en la frontera entre la actual India y Nepal, Buda vivió la mayor parte de su vida en el valle medio del Ganges. Esta era una zona de contacto y mezcla entre los antiguos pueblos de la India (a menudo llamados dravidianos) y pueblos de origen más reciente, los arios, de la familia “indoeuropea”.
La lengua religiosa de los arios era el sánscrito, la lengua de sus textos sagrados. Esta religión desempeñaba ante todo un papel comunitario; explicaba el origen del mundo y de los hombres, así como su organización social, en la que el papel de cada persona estaba determinado por el “nacimiento”: es decir, el sistema de “castas”. Esta religión no propone ninguna vía espiritual individual.
Los dravidianos han desarrollado una forma específica de espiritualidad individual que se expresa a través de varias corrientes. No evocan la existencia de dioses creadores -el universo conoce una sucesión, sin principio ni fin de grandes ciclos cósmicos- y no han dado lugar a un sistema social particular. Ellos transmiten sus enseñanzas oralmente en sus diversas lenguas prakrit, que son el pali.
Sus puntos fundamentales son la creencia en vidas sucesivas, determinadas por la retribución moral de los actos, el karma, y la necesidad de que cada individuo se emancipe por su propio esfuerzo del “ciclo de nacimientos” (saṃsāra). Para ello, es necesario convertirse en un asceta cuya práctica esencial es desarrollar su mente para hacerla capaz de detener cualquier movimiento físico y psíquico que produzca un nuevo nacimiento.
La mezcla gradual de las dos poblaciones y sus religiones dieron lugar a varios movimientos religiosos, entre ellos el budismo en torno a Gautama Buda en el quinto siglo ante Cristo.
Budismo” es un término reciente. Llamémoslo Buda-Dharma. Poco se sabe de la vida de Buda. El relato de su vida se escribió para que fuera coherente con su enseñanza, el Dharma. En aquella época, el término Dharma significaba la enseñanza de Buda. Todavía no había adquirido su significado más universal con el Mahayana.
El nombre Buda significa el Despierto; es un título, no su nombre, que es Gautama Sakyamuni. Se le llamó el Despertado, el Buda, tras su experiencia del despertar. Entonces comenzó a enseñar, en particular su principal enseñanza sobre las cuatro verdades. A menudo se denominan las Cuatro Nobles Verdades, pero deberían llamarse más bien las Cuatro Verdades para los Nobles, es decir, para los que siguen y practican sus enseñanzas; no conciernen a los demás.
Esta enseñanza es sencilla: hay una evidencia, la verdad del sufrimiento inherente a la vida, la verdad de su origen, el apego a las cosas y al Ser, un fruto, la liberación de este sufrimiento, y un camino que conduce de uno a otro, la Vía, el óctuple sendero.
En aquella época, los monjes seguían a Buda, viajando por el norte de la India y deteniéndose sólo dos veces al año para hacer retiros en las estaciones seca y lluviosa. La enseñanza era oral. Tras la muerte de Buda, hubo dos concilios y la enseñanza se reunió en lo que se conoce como las tres cestas: los sutras escritos en sánscrito, los preceptos escritos en pali, el vinaya, y el Abidharma, sobre la cuestión de la conciencia.
El budismo evolucionó después con la aparición del Mahayana y la apertura de la Ruta de la Seda, que permitió a los monjes indios acceder a China, a su cultura y religiones, a Confucio y al Tao.
Chan y Bodhidharma
Los primeros monjes indios llegaron a China hacia el siglo III. Al principio siguieron practicando en China como lo habían hecho en la India.
Alrededor del primero siglo apareció la extensión budista del Mahayana, al mismo tiempo que el cristianismo en Occidente. En el Mahayana, todo ser humano tiene la posibilidad de despertar como el Buda histórico. El Dharma también tiene una resonancia universal, como la dinámica del Universo. La base del Mahayana es la realidad, la vacuidad, sunyata; todo lo demás es mera forma, un fenómeno sin existencia propia. En el budismo antiguo, el objetivo era centrarse por completo en el despertar y hacer todo lo posible por alcanzar el nirvana, la paz definitiva. En el Mahayana, la gran doctrina es la vía del bodhisattva. El bodhisattva no renuncia a la iluminación, sino que la desea para transmitirla a todos los seres. Ya no es la vía del oyente, sino la vía de la experiencia y la omnisciencia para todos.
En el siglo sexto, Bodhidharma fue el primero en integrar el budismo indio con el espíritu práctico de los chinos. También se erigió en defensor del Mahayana. Por otra parte, predicaba la implicación en los asuntos sociales del mundo. Esto chocaba con los maestros indios, que abogaban por el retraimiento, y generó una abierta hostilidad por su parte.
“Todo lo que aparece en los tres dominios proviene de la mente. Tu propia mente es Buda. Más allá de esta mente nunca encontrarás otro Buda. El Buda es un producto de tu mente. ¿Por qué buscar un Buda más allá de esta mente?“.
Se puede ver que Bodhidharma está muy lejos del budismo original. Ya no asistimos a la glorificación del Buda histórico, sino que se trata principalmente de la mente. Fue una revolución que más tarde dio lugar al Zen.
La frase “La mente misma es Buda” adquiere significados totalmente distintos según cómo interpretemos esa mente. Puede ser la mente pura, la naturaleza de Buda inmanente en todos, o por el contrario la mente vista como la mente dominada por las pasiones. Si es la mente original, la práctica consistirá en volver a la pureza de esta espiritualidad, mientras que, si es la mente agitada, la práctica carece de sentido. Así que hay dos registros, uno inmediato, el regreso a nuestra naturaleza de Buda, y otro gradual, que consiste en abandonar la mente complicada.
Así que, para encontrar un Buda, tienes que ver tu propia naturaleza. Pero no hay nada que encontrar, porque nuestra naturaleza siempre ha sido Buda, no hay nada que obtener, sólo despejar la mente para que pueda aparecer. ¿Puedes encontrar tu naturaleza de Buda fuera de tu estado de naturaleza mortal? Nuestra naturaleza mortal es nuestra naturaleza de Buda, no puede encontrarse en otra parte. Más allá de nuestra naturaleza mortal no hay Buda. Y no hay naturaleza que añadir a la naturaleza de Buda, que es nuestra propia naturaleza mortal.
Sin ver nuestra naturaleza de Buda, es imposible alcanzar la iluminación. La mente está siempre presente, pero no podemos verla. Es como el espacio, imposible de ver. Así que esta mente se llama naturaleza de Buda, y corresponde a la libertad. Cada uno de nosotros tiene su propia mente, sólo la naturaleza de Buda es común, libre de todas las formas. No debe verse como algo, no tiene forma.
¿Cómo pasamos de nuestro estado mortal al de Buda? Tenemos que cultivar nuestra conciencia, gestionar nuestro karma y aceptar lo que la vida nos ofrece. Cuando las personas ven su verdadera naturaleza, cesan todos los apegos. Esta conciencia iluminada no está oculta, pero sólo puedes encontrarla en el momento. Si quieres encontrar la Vía, no te aferres a nada. Una vez que sabes que la naturaleza de la ira y de la alegría está vacía y que te armonizas con todas las cosas, te liberas del karma, del infierno y del cielo, del samsara y del nirvana, instantáneamente.
Recuerden, Sakyamuni era un ser como todos los demás.
Cuando nuestra mente mortal aparece, Buda desaparece, la realidad desaparece en favor de nuestras ilusiones, y cuando nuestros pensamientos desaparecen Buda aparece, la realidad puede aparecer. Si estás en la Vía del despertar, no busques nada más allá de ti mismo. “El que busca la Vía sabe que la mente es la Vía. Pero cuando encuentra la mente, no encuentra nada. Y cuando encuentra laVía, no encuentra nada. Si crees que puedes utilizar tu mente para encontrar la Vía, estás equivocado. Cuando la mente alcanza el nirvana, no ves el nirvana porque la mente misma es el nirvana. Pero cuando estás en la ilusión, la Budeidad existe“. Como un prisionero que siente la realidad de la libertad. Cuando es libre, la libertad ya no tiene apariencia: la vive.
Eno y sus sucesores: Seigen y Nangaku
Con Eno, el sexto patriarca del linaje chino, y sus sucesores, se desarrolló el Chan. Eno tuvo dos grandes discípulos, Seigen, seguido de Sekito y el linaje conocido como Caodong, que dio origen al Soto Zen en Japón, y Nangaku, seguido de Baso, y el linaje Lin-chi, que se convirtió en el Zen Rinzai.
Con Eno, el Chan floreció y su enseñanza sobre la mente se hizo más estructurada:
“No hay ningún secreto en el Chan, el secreto está en uno mismo. Esto tampoco significa que la mente de Buda o la naturaleza de Buda esté mágicamente oculta en nuestras propias mentes, como un diamante perdido dentro de su roca sin valor. Es la mente humana en su estado original y esencial, como dice Eno: “Tu propia mente es el Buda. Nada puede establecerse fuera de tu mente“.
Con Eno, se trata de la realización en el cuerpo-mente y no sólo de ideas filosóficas sobre la mente como con los taoístas. Dice: “La Vía o sabiduría (despertar) que constituye nuestra verdadera naturaleza es pura desde el principio. Todo lo que necesitamos es olvidar nuestra mente para percibirla directamente y alcanzar el estado de Buda, el estado del despertar.“
En el budismo Mahayana, Buda es un estado, la persona, lo particular, ha desaparecido. Para acercarse a este estado de despertar, hay que eliminar la mente racional. No es un estado especial en sí mismo, sólo una mente libre, sin apegos. Cuando la mente racional desaparece, la mente libre pasa a formar parte de la totalidad de la realidad, porque no se apoya en nada. En el Chan, y más tarde en el Zen, este estado de libertad y no apego se denomina Budeidad.
Sekito y Baso
En la historia del Chan, dos patriarcas son muy importantes: Sekito y Baso. Sus enseñanzas tomaron formas diferentes, una a través de la sentada silenciosa, el zazen, la otra a través de la conciencia inmediata y abrupta del momento presente, la mente de la vida cotidiana. La sentada silenciosa y la atención a cada acto de la vida cotidiana coexisten en nosotros sin oposición.
La enseñanza de Sekito tiene sus raíces en la tranquilidad y en la sensación de formar parte de todo. Pasaba la mayor parte del tiempo en zazen, en silencio, feliz con esta tranquila iluminación interior.
Baso buscó varios métodos distintos a la meditación para enseñar el Chan. Métodos muy poco convencionales para alcanzar directamente la mente de Buda en el momento. Al igual que Sekito, Baso enseñaba que la mente misma es Buda. Una vez dijo: “Aquellos que buscan la verdad deben darse cuenta de que no hay nada que buscar. No hay Buda fuera de la mente; no hay mente fuera de Buda“.
Dos ejemplos para ilustrar la diferencia entre Sekito y Baso. Sekito escribió el canto de la ermita de paja:
Cuando construí mi ermita de hierbas, no poseía nada de valor.
Después de comer, me gusta echarme allí y tomar una siesta tranquila.
Una vez terminada, aparecieron inmediatamente nuevas malas hierbas.
Cuando se estropee, volveré a cubrirla con hierba.
Vivo en esta ermita donde viviré para siempre,
Aunque pequeña, esta ermita contiene el universo entero.
En contraste con el poema de Sekito, hay una historia entre Baso y su discípulo Yin-feng. Yin-feng estaba empujando una carretilla mientras Baso yacía al borde del camino con las piernas estiradas. Yin-feng le pidió que le quitara las piernas, pero Baso dijo: “¡Lo que se ha estirado no se puede volver a quitar!”. Yin-feng replicó: “¡Una vez que has avanzado, no puedes retroceder! Sin hacer caso al maestro, empujó la carretilla hasta que pasó por encima de las piernas de Baso, dañándole los pies. Baso volvió al cobertizo y salió con un hacha en la mano. “Quienquiera que me haya hecho daño en los pies hace unos momentos, que dé un paso al frente”. Yin-feng, impávido, dio un paso al frente y estiró el cuello delante de Baso. Baso bajó entonces el hacha.
Baso debía centrarse fuertemente en el espíritu de la vida cotidiana, actuando de forma espontánea, casi intuitiva, lo que él consideraba el verdadero espíritu, saliendo de los meandros de sus pensamientos y viviendo lo que ocurría en el momento. En sus diálogos, deja claro este punto: “Cultivarse a uno mismo no sirve de nada para alcanzar el Tao. Lo único que podemos hacer es liberarnos de toda contaminación.”
Nyojo y Dogen
Más tarde, en el siglo XIII, el Chan se extendió a Japón. Un monje Tendai de Japón, llamado Dogen, se planteó una pregunta fundamental: si todos poseemos la naturaleza de Buda, si basta con conocer la verdadera naturaleza de uno mismo, con estar libre de toda mancha, ¿por qué entonces practicar la meditación? Por eso quiso ir a China para aprender las enseñanzas de los maestros Chan y responder a su pregunta. Aja conoció al último patriarca de la escuela Chan Caodong, el maestro Nyojo.
Durante un zazen, Nyojo pronunció una frase que dejó una profunda impresión en Dogen: “Shin Jin Datsu Raku“, que significa “Cuerpo y mente abandonados“. Durante zazen, el cuerpo en equilibrio, en paz, no causa ninguna perturbación y por tanto su presencia desaparece. Lo mismo ocurre con la mente, que reside en total tranquilidad. Dogen respondió a Nyojo: “Datsu Raku Shin Jin“, cuerpo y mente abandonados. Nyojo le reconoció entonces como su verdadero sucesor, ya que compartían el mismo espíritu. Dogen regresó a Japón, enriquecido con las enseñanzas que había recibido de Nyojo.
En Japón existían desde hacía tiempo otras escuelas budistas. Ellas estaban muy implicadas en el tejido social. En ruptura con estas prácticas, Dogen se limitó a preconizar los ojos horizontales y la nariz vertical, es decir, la práctica de zazen y la postura sentada.
Dogen aporta dos aspectos fundamentales al Zen:
La primera se refiere a la relación entre la práctica de zazen y la realización, el despertar. ¿La práctica de zazen conduce al despertar? O, por el contrario, ¿es el despertar un fenómeno inmediato sin relación con la práctica de zazen? Dogen resolvió estas cuestiones diciendo: “La práctica y la realización van de la mano. No hay realización sin práctica, y la práctica es en sí misma realización“. Dogen no era partidario de considerar la iluminación como una forma de destello inmediato. Para él, la práctica es un proceso continuo de nuestra existencia, que profundiza continuamente en la práctica y la realización. Al decir esto, Dogen reúne las escuelas del despertar gradual e inmediato.
El segundo aspecto reside en esta frase: “El zen es conocerse a uno mismo. Conocerse a sí mismo es abandonarse. Abandonarse es ser certificado por todas las existencias“. Conocer nuestra mente, eliminar todas sus limitaciones, es volver a nuestro estado original, a nuestra verdadera naturaleza, pacificada y tranquila, en unión con todo.
La contribución de Dogen al Soto Zen es esencial, y sus escritos siguen siendo objeto de numerosos estudios en la actualidad.
Hoy
Somos herederos de todas estas dimensiones de comprensión que han variado a lo largo de la historia del budismo, Chan y Zen.
Zazen, los preceptos de una vida ética y compasiva para todos, la comprensión de que nuestro mundo es el de nuestra mente, no apegarnos a nada porque todo es sólo un fenómeno sin esencia propia, no apegarnos a nuestro “yo”. Para ello, tenemos que cambiar nuestra mentalidad, abrir nuestra comprensión a la realidad y dejar de apegarnos a nuestras propias concepciones, opiniones y proyecciones. Esto corresponde a una transformación fundamental de la visión que tenemos de nuestra vida y nuestro mundo. En el mundo materialista de hoy, un proceso así sólo puede beneficiar a todos.
El Soto Zen se ha transmitido de formas ligeramente diferentes en Europa, Norteamérica y Sudamérica.
En Europa, el zen comenzó a difundirse cuando el maestro Deshimaru llegó a París en 1967. Surgieron discípulos y dojos por toda Europa, gracias a sus enseñanzas y a su enérgica personalidad. El zen es, por tanto, relativamente joven en comparación con toda su historia. En cada civilización, la práctica del zen y la cultura se han armonizado. Europa es diferente de Japón. El Zen seguirá evolucionando, pero conservando su base fundamental, que es el Buda-Dharma. La época actual es muy diferente de la China del primer milenio, muy diferente del Japón imperial y medieval. Así que es natural que ciertas cosas evolucionen.
En Estados Unidos, por la misma época, dos maestros japoneses, Suzuki Roshi y Maezumi Roshi, llegaron a San Francisco y Los Ángeles. También crearon grandes sanghas en Norteamérica, que continúan en la actualidad y que tienen su propia organización.
En Sudamérica, sobre todo en Brasil y Perú, el zen es más antiguo y se remonta a principios del siglo XX. Esto se debió a la inmigración japonesa durante esos años. Se enviaron monjes a estos países para que se ocuparan de las comunidades japonesas exiliadas, por ejemplo, en los entierros y las ceremonias rituales. Esto sigue ocurriendo hoy en día. Al mismo tiempo, el Zen también se desarrolló, centrándose más en la práctica de zazen, con ceremonias más sencillas.
¿Dónde encajamos? Nosotros procedemos de las enseñanzas del Maestro Deshimaru y del Maestro Etienne Mokusho Zeisler, y del espíritu de todos los Patriarcas que les precedieron. Todos somos amigos en el Dharma, y seguimos viviendo de acuerdo con nuestros votos de bodhisattva.